Descripción de Pamplona
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Ayuntamiento
Dirección: Plaza Consistorial ,s/n Teléfono: 948 42 01 10 |
Punto kilométrico de la etapa: 15.2 Altura: 445 Nº habitantes: 191000 |
Servicios de la población
           
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DESCRIPCIÓN
La pujante ciudad industrial y prestadora de servicios que encontramos en la actualidad esconde en sus calles adoquinadas y en los muros de sus iglesias y palacios 2.000 años de historia, leyenda y tradición. Estratégico punto de encuentro entre las principales calzadas romanas que atravesaban la península y la unían a la Galia, Capital del Reino de Navarra, fin de etapa de la Ruta Jacobea, primer baluarte defensivo de España ante Francia, protagonista principal durante las Guerras Carlistas del siglo XIX y capital de la actual Comunidad Foral de Navarra. Este nada desdeñable devenir histórico ha dejado una impronta en la ciudad que se traduce en un impresionante patrimonio arquitectónico y artístico. Poblada en su origen por navarros a los que se unirán a partir del siglo XI francos y judíos, será a lo largo de su historia punto de intercambio cultural y receptora de influencias artísticas y de tradiciones diversas.
Ciudad moderna en la actualidad, cuenta con una importante oferta cultural a lo largo de todo el año, tanto en el Teatro Gayarre como en el Centro de Convenciones El Baluarte. Su localización en el centro geográfico de la Comunidad Foral la convierte en base ideal para conocer el Viejo Reino en excursiones diarias. La simpatía de sus gentes, la alegría de sus fiestas y su proverbial buena mesa harán de nuestra visita a esta ciudad una experiencia inolvidable.
QUÉ VER Y QUÉ HACER
En nuestro recorrido por Pamplona, EN EL CASCO VIEJO o parte antigua de la ciudad destaca:
Catedral. Gótica construida entre 1397 y 1530, levantada sobre antiguo templo románico. Portada neoclásica. Espectacular claustro gótico de influencia francesa.
Iglesia de San Cernin o de San Saturnino. Iglesia Fortificada de estilo románico-gótico. Culto a la Virgen del Camino, patrona de Navarra.
Iglesia de San Lorenzo. Se encuentran los restos de San Fermín en su capilla.
Baluarte del Redín, excelente vista de las murallas y la llanura circundante.
Museo de Navarra. Colección representativa del arte y la historia de Navarra.
Ayuntamiento de Pamplona. Finales del siglo XVII.
Plaza del Castillo. Punto de reunión de los pamploneses.
Palacio de la Diputación Foral, actual sede del Gobierno de Navarra.
Archivo Real y General de Navarra. Contiene una de las más ricas colecciones de archivos medievales de España.
FUERA DEL CASCO VIEJO, encontramos los siguientes puntos de especial interés:
Basílica de San Ignacio (XVII).Construida cerca del lugar donde fue herido San Ignaicio de Loyola en 1521.
Ciudadela. Baluarte defensivo del siglo XVI, en la actualidad rodeado por un excelente parque llamado La Vuelta del Castillo.
Parque de La Taconera, que junto al anterior forma un cinturón verde que rodea la parte antigua de la ciudad.
Además de la visita a estos lugares, Pamplona ofrece la posibilidad de realizar OTRO TIPO DE ACTIVIDADES entre las que se recomienda:
Hacer el recorrido por el que transcurren los famosos encierros de San Fermín por las calles del Casco Viejo pamplonés.
Aprovechar la oferta cultural de la ciudad, especialmente durante el mes de agosto, cuando se celebran anualmente los Festivales de Navarra (teatro, música, danzas, etc).
Hacer lo propio con la oferta de deporte tradicional vasco-navarro que con que cuenta la ciudad, usualmente partidos de pelota o remonte celebrados en el mítico Frontón Labrit.
Hacer excursiones a diferentes puntos de interés de Navarra aprovechando las cortas distancias en que nos moveremos dentro de la Comunidad Foral y la excelente oferta de transporte público con que cuenta la ciudad.
Mención especial merecen las universalmente conocidas Fiestas de San Fermín (los Sanfermines), que se celebran entre el 6 y el 14 de julio, y en las que podremos disfrutar de una combinación de fervor religioso, desenfrenada algarabía y actos entrañablemente tradicionales como la procesión del 7 de julio o los famosos encierros de toros por las calles de Pamplona.
Ciudad con fama de contar con una excelente OFERTA CULINARIA, ofrecemos dos alternativas para degustarla:
Acudir a cualquiera de los restaurantes donde podremos disfrutar de productos típicos de la tierra como las alcachofas, cogollos, pimientos de piquillo, espárragos y vegetales en general provenientes de la huerta navarra de la ribera del Ebro; caza, carnes y quesos provenientes de la montaña y las sierras; truchas provenientes de los ríos o arroyos montañeses y pescados varios del cercano Cantábrico; embutidos como el famoso chorizo de Pamplona o la chistorra; todo ello regado por excelentes vinos denominación de origen Navarra y el famoso pacharán, licor típico de esta tierra.
Hacer un recorrido por bares y tabernas del Casco Viejo apreciando los famosos "pintxos", pequeñas porciones de alimentos de hermosa presentación y delicioso sabor, que acompañaremos con una vaso de vino de la tierra.
Para realizar unas compras, podemos recordar algunos de los productos más apetecidos por el foráneo como pueden ser:
Embutidos, conservas vegetales, escabeches de caza, repostería, vinos, pacharán y en general productos alimenticios típicos. Botas de vino ZZZ, de fama universal y suprema calidad. Jocosos y creativos souvenirs de Kukusumuxu.
CURIOSIDADES Y LEYENDAS
La entrada a Pamplona
A la entrada a Pamplona, junto al puente de La Magdalena, existió un lazareto u hospital para leprosos. Muchos serán los ejemplos que encontremos en la ruta de este tipo de establecimientos y todos con la característica común de encontrarse siempre extramuros de la ciudad, sin duda para evitar el contagio de los habitantes
Por el Portal de Francia entra el peregrino a la ciudad propiamente dicha. Esta puerta es también conocida como Puerta de Zumalacárregui, ya que por aquí abandonó la ciudad en solitario el mítico coronel una oscura noche para ponerse el frente de las tropas carlistas durante el primer levantamiento de este movimiento dinástico.
Las ciudades dentro de la ciudad
Pamplona puede ser considerada una ciudad de ciudades en el sentido de que durante siglos convivieron en su trazado burgos de origen, época y población diferentes y en muchos casos enfrentados entre ellos y divididos por murallas internas. Todavía podemos observar los diferentes trazados en sus calles que delatan su historia. Así, en la Navarrería, el barrio más antiguo, es reconocible la estructura clásica romana sobre cardus y decumanus; en San Saturnino la original forma hexagonal de concepción románica; en San Nicolás, la forma rectangular en bastida propia del gótico.
Curiosidades del patrimonio de la ciudad
En la catedral se puede observar la cocina gótica de inmensas chimeneas en la que se cocinaban las raciones que reconfortaron durante siglos a los peregrinos. También las verjas fabricadas con el hierro obtenido de parte de las cadenas que Sancho VII el Fuerte trajo como botín de guerra de la batalla de Las Navas de Tolosa.
Ante el pórtico de la iglesia de San Saturnino una placa señala el pozo con cuya agua bautizó este obispo de origen francés a los primeros cristianos de Pamplona.
En el dintel de la puerta interior del Ayuntamiento, barroco, encontramos inscrito el hermoso lema "Patet ómnibus jauna, cor valde magis" (la puerta está abierta para todos, pero mucho más el corazón) que la tradición atribuye a Carlos III el Noble de Navarra
En el Museo de Navarra, entre muchas curiosidades, se encuentra la arqueta califal de Leire, delicado trabajo que según la tradición tuvo como objeto custodiar el Santo Grial en sus traslados sucesivos por tierras pirenaicas.
La Ciudadela, formidable construcción defensiva de los tiempos de Felipe II, fue escenario de un curioso episodio. En su historia sólo fue conquistada una sola vez; ocurrió el 18 de febrero de 1.808 y lo extraño del caso es que no se necesitó de armas ni derramamiento de sangre. Los soldados napoleónicos aparentemente se divertían lanzándose bolas de nieve y los defensores, confiados, abrieron las puertas para participar en la diversión, momento que aprovecharon los franceses para mostrar sus armas ocultas y conquistar la ciudadela.
Nuestra Señora del Río
Apareció una mañana un extraño bulto flotando sobre las aguas del Arga que pronto fue identificado por los vecinos de Pamplona como una talla de la Virgen María. Muchos intentos se hicieron de alcanzarla con pértigas y acercarla a la orilla pero la talla se mostraba esquiva y así cayó la noche y los vecinos, descorazonados, se retiraron a descansar. En ese momento las monjas agustinas del convento de San Pedro se acercaron a la orilla del río y, asombradas, contemplaron cómo la talla de la Virgen se acercaba a su vera y permanecía inmóvil junto a la orilla como si esperase que las hermanas la recogieran. Así lo hicieron y, en el momento en que la imagen atravesaba la puerta del cenobio, la abadesa, que se encontraba al borde de la muerte, sanó de inmediato. Desde entonces la imagen se custodia celosamente en el convento.
La adúltera burlada
Vivía en la vieja Iruña una hermosa mujer, orgullo de su esposo por sus virtudes y ejemplar comportamiento. Llegó a la ciudad un predicador franciscano que peregrinaba hacia Santiago y que, con su belleza casi femenina y su don de palabra, enamoró perdidamente a la dama. Esta, pasado un tiempo, no soportó la tentación y escribió una ardorosa misiva al fraile enviándola con uno de sus criados. La suerte hizo tropezar al criado con su señor, el esposo de la dama, y su nerviosismo lo delató. Enterado el señor del engaño, decidió seguirle el juego y escribió una respuesta poniendo en boca del fraile una correspondida pasión por la dama.
Entre carta y carta transcurrieron los días hasta que la dama propuso al fraile encontrarse ofreciendo su casa como lugar, ya que previamente el marido había simulado salir a una de sus propiedades por unos días. Llegada la noche definida para la consumación del pecado, acudió el esposo cubierto con un hábito franciscano y, ante las ofertas de la dama, sólo respondía "¡¡ Tentación, tentación!!" y se apartaba. No aguantando su deseo, la dama se echó en sus brazos y el fingido franciscano, sacando un garrote que llevaba oculto en su hábito, aporreó a la dama hasta dejarla adolorida y maltrecha.
Presentose el marido a la mañana siguiente encontrando a la dama en cama aquejada, según ella, de un horrible reuma en brazos y piernas. Le comunicó que esa misma noche había invitado al predicador a cenar y la mujer comenzó a increparlo. Divertido, el marido avisó al fraile de que su esposa estaba endemoniada y necesitaba que la exorcizase. En cuanto los dejó a solas en la habitación, la dama comenzó a lanzar improperios acompañados de arañazos por lo que el fraile creyó realmente estar ante un caso de posesión diabólica. Zafándose como pudo, la asperjó desde lejos con agua bendita. En ese momento entró el esposo y la dama, por no delatarse, se tranquilizó con lo cual el pobre franciscano creyó exitoso el exorcismo. Nunca reveló el marido nada del engaño ya que consideró suficiente el escarmiento. Y realmente lo fue, porque desde entonces la dama fue con él la más leal y cariñosa de las esposas.
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